El lugar es muy agradable. Tuvimos la oportunidad de conocerlo de noche y es muy agradable con la luminaria y la vista al parque de enfrente y de la catedral.
La comida es muy rica. El frappe de moka fue el mejor, junto con su pan.
Lo único que podría mejorar es la atención. Nos sentamos en las mesas de afuera y se tardaron mucho para atendernos. Eso sí, al pedir la cuenta nos la entregaron como rayo..
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