El restaurante se ubica en un lugar muy céntrico, podría decirse el corazón de Mérida, sin embargo parece que están desperdiciando un buen sitio para unos empleados tan irrespetuosos, llegamos esperando ser atendidos por el anfitrión o anfitrióna y nunca se acercó nadie, preguntamos si podríamos tomar islas para cenar y el mesero nos dijo desde lejos y con mala actitud "allá está la hostess" (a la cual logramos ver desde lejos, sin intención de acercarse). Tomamos asiento para ser atendidos y nuevamente un mesero que pasaba con platillos nos dijo de carrera que no podemos sentarnos, en fin nos marchamos del lugar.
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