Desde que llegamos Dorothy y todo el personal nos trataron con cariño y estuvieron siempre a disposición. Ofrecen un desayuno muy completo y con productos frescos de calidad (mi esposo adoró la torta de arándanos y el jamón serrano). Cada rincón del hotel está cuidado y pensado para los huéspedes: cuentan con una bella biblioteca, con bicicletas, un buen estacionamiento para el auto, un patio con piscina impecable y dulces en la recepción. La habitación amplia y cómoda con dos tv, cocina equipada, sillón, mesa con sillas, todo armónico en tonos claros (hasta ofrecen toallas extra para la piscina). La ubicación es estratégica, se puede ir al centro caminando y hay un buen supermercado en la esquina. Regresaríamos sin lugar a dudas.