Hotel sin duda hermoso con un equipo muy respetuoso. Lo único fue que nuestro aire en el cuarto nunca sentimos que enfrió. Al llegar nos indicaron que si dejábamos un botón seleccionado no entraría nadie a nuestro cuarto cosa que no fue así ya que nos hicieron el cuarto, aun cuando habíamos dejado el botón seleccionado. Nos tiraron un refresco que teníamos, unas bolsas de plástico para nuestros zapatos y una botella con agua que uso para rellenar mi waterpick. Además habíamos dejado nuestras cosas personales regadas por todo el cuarto y obviamente las movieron. No nos faltó ningún artículo de valor pero, esa no es justificación. No debieron entrar si nosotros habíamos dejado indicado que no lo hicieran. Y mas aún, no pueden disponer de nuestras cosas (sean las que sean) como si ya no las utilizáramos. Eso no lo decide su equipo de trabajo, eso es una decisión personal. Nuestro lavabo goteaba el del lado izquierdo, se nos olvidó avisar y pensamos que al recoger el cuarto (uno de los días que así lo solicitamos) iban a darse cuenta al limpiar el charco. Pero no fue así y mis cosas de la cara se mojaron al día siguiente. En nuestra visita, tuvimos un accidente con uno de los fantasmas que tienen en la entrada, entendemos que por cuestiones de mantener la arquitectura y color que debe tener San Miguel, no puedan pintarlos para que se noten pero, deben hacer algo para que se vean porque en nuestro caso, quedó en golpes en rodillas y barbilla pero cualquiera puede sufrir una caída ahi y tener lesiones se gravedad.