Excelente hotel, muy bien acondicionado a pesar de que es un edificio viejo del siglo XIX, con mucha historia. Las habitaciones están muy bien, aún y cuando la de nosotros no tenía ventanas y sólo entraba luz por el domo del baño.
Como sugerencia a la administración de lugar, no hay contactos para cargar teléfonos, computadoras, ipads y demás gadgets, mas que dos en el baño. En estos tiempos eso no es lo óptimo.
El restaurante delicioso y excelentemente bien decorado, con una vista desde la terraza increíble a la catedral.
Quizá la desventaja si es que hay alguna, es que por las mañanas se oyen fuerte las campanas de la catedral, pero fuera de eso, todo OK.