Para comenzar; la ubicación del hotel es de lo mejor, a solo tres cuadras de la plaza principal puedes disfrutar fácilmente de los sitios de interés que ofrece la ciudad con una caminata vespertina (recuerda comenzar con el Templo de Santa Rosa, el conservatorio y el jardín de las rosas, además del Mercado de dulces y artesanías en la primer cuadra a la redonda del hotel). Tendrás la Catedral, los edificios de la Universidad (Colegio Primitivo de San Nicolás) y el Palacio de Gobierno a tan solo 5 minutos pero lo suficientemente espaciados para evitar el ruido de la avenida principal (ojo, la única fuente de ruido externo cercano al hotel es un pequeño bar en el edificio que está cruzando la calle pero, al menos en las habitaciones de la parte trasera, la música de fin de semana es moderada).
Las instalaciones, en general, son buenas. Afortunadamente nos tocó una habitación doble que en realidad eran dos espacios independientes (con un pequeño baño completo cada uno) separado por un arco (excelente habitación, por cierto). La limpieza de los espacios comunes, baños, habitaciones y textiles es también buena.
Uno de los mejores puntos a su favor es el hecho de que cuenta con un pequeño comedor en donde se ofrece (incluido en la tarifa de la habitación) un ligero desayuno con café (puedes cambiarlo por leche o jugo), huevos o chilaquiles y pan que resulta maravilloso para antes de salir a explorar la ciudad o los alrededores. La atención del comedor es sensacional y, al igual que el resto del establecimiento, siempre se encuentra limpio y arreglado. Lamentablemente solo se ofrecen desayunos, deberían considerar adecuar el espacio para ofrecer comidas y cenas para aprovecharlo de mejor manera.
Solo tiene un par de detalles que pudieran mejorar con muy pocos recursos. Las puertas de los sanitarios se encuentran un poco colgadas por lo que es complicado cerrarlas completamente. Las televisiones se encuentran ubicadas muy arriba y al ser pequeñas es un tanto incómodo descansar tratando de ver la programación (sé que para muchos esto no resulta incomodo, la mayor parte del tiempo estarás fuera del hotel disfrutando de la ciudad o de los pueblos mágicos que ofrece Michoacán pero siempre se agradece un pequeño descanso nocturno con la TV encendida).
Sin lugar a dudas volveré a hospedarme en Hotel Plaza en mi próxima visita a Morelia