Una pena que un hotel tan bonito ofrezca un servicio pésimo. Inhumano, diría. Tal vez, por eso está prácticamente vacío. Mi marido enfermó de gravedad (deshidratación y gastrenteritis) durante la estancia y no se prestaron a NADA. Bueno sí: nos alargaron media hora el check out. El resto del tiempo lo ofrecieron a 35 dólares por hora, un abuso, pero es lo que hay.
Teniendo en cuenta que el taxi era a las 16h, teníamos por ddelante cuatro horas de espera sin aire acondicionado por las estancias exteriores. También ofrecieron el baño público, si necesitaba vomitar y el sofá de rececpción, sin aire acondicionado a 39 grados por la humedad, pero con ventilador, para esperar. Todo muy humano, como decía.
Aparte, pedimos cena y comida de dieta (pollo con arroz) que no probó y que pagamos, como corresponde. Solo que hubiera estado bien el detalle de ofrecerse a no cobrarlo en lugar de pedir si se añadía a la factura el 10 el 15% de propina. Además, la comida que llegó a la habitación estaba dispersa en la bandeja. No me quejé de esto último, total tampoco la probó. Pagué y ya.
Eso sí ni vuelvo, ni lo recomiendo.