Estuvimos dos noches en este fantástico hotel de Puerto Escondido y nos quedamos con ganas de más.
El penthouse en el que estuvimos es una gozada. Muy espacioso y amueblado con gusto. Pero sobre todo la terraza es increible, con fantásticas vistas a la playa Zicatela. Los amaneceres y atardeceder son incomparables.
Otra de las razones para alojarse aquí son los desayunos. Jugo de naranja dulce (único en Mexico), café orgánico, y una carta de desayunos a cada cual más apetecible. Y todo esto con la compañía del dueño del hotel, Paul Cleaver. Cada mañana desayunaba con nosotros, otros huespedes del hotel y gente que viene expresamente a desayunar, y nos hacía participes de sus lecturas, reflexiones sobre la situación de Mexico y su historia, y otros muchos temas, creando un ambiente muy especial. Paul nos dio también buenos consejos sobre qué visitar por la zona. Gracias por todo Paul!
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