Me parece importante empezar resaltando los aspectos negativos del servicio que el hotel ofrece, ya que si bien el lugar es mágico y las instalaciones son de muy buena calidad, la poca flexibilidad para cambios en los servicios incluidos en la tarifa perjudican la experiencia.
En nuestro caso la tarifa incluía la cena y no se podía tomar una tarifa sin cena incluida. Si bien esto lo sabíamos desde el momento en que hicimos la reserva, una vez en el hotel consultamos la posibilidad de cambiar algún día la cena por el almuerzo, lo que nos comentaron que era imposible (sin ninguna explicación lógica), que si no se tomaba se perdía y que tampoco servía para pagar una parte del menú que ofrecen en el otro restaurante del hotel (japonés). Conclusión, si quiero ir al otro restaurante o no quiero cenar pierdo el valor de la cena (usd$50 x dia).
Por otra parte el menú de la cena incluía una entrada, un principal y un postre, definido por la cocina (que cambiaba todas las noches), sin posibilidad de cambio por el algún otro plato del menú (que tenia muchas opciones muy sabrosas). Es decir que si quería cambiar algún plato también tenía que pagarlo.
Por otro lado en la habitación dejan una bandeja con snacks, que dan la sensación que están incluidos en la tarifa (ya que están junto a una jarra de agua con vasos), pero al hacer el check out nos comentaron que había que pagarlos. Deberían aclararlo cuando te llevan a la habitación.
Por último no permiten el pago en dólares americanos (usd$), solo en pesos mexicanos o con tarjeta de crédito, y en Puerto Escondido (a 20 minutos en auto) no es muy fácil encontrar casas de cambio.
Dicho esto el hotel es muy lindo, las habitaciones muy confortables y el personal del bar muy amable, ideal para relajar en pareja.