Un lugar de ensueño. El medio ambiente más natural no se puede. Vale la pena el camino de terraceria después de dejar la carretera. En buen estado, quizá mejor que algunos tramos de la carretera.
Personal amable y diligente.
En el restaurante Fortin, exquisitos platillos y la atención de Manuel (bar tender) y sus preparados de Mezcal, nombre para chuparse los dedos.
Sin lugar una experiencia para repetir próximamente con más tiempo. 2 noches no fueron suficientes.