La ubicación es perfecta ya que está a sólo unos pasos de la plaza central.
La primera impresión siempre va a ser quién te reciba y el recepcionista ni nos saludó, vaya, apenas nos habló. El bell boy sí fue amable.
El hotel tiene el primer elevador que hubo en la ciudad así que es manual y siempre debe haber alguien que te lleve. Las primeras veces es llamativo, pero si vas a subir y bajar constantemente es mejor usar las escaleras (al menos para bajar).
Las habitaciones no están mal, pero sí les falta mantenimiento. El hotel está en remodelación así que espero que quede mejor porque sí le hace falta.
Pidan habitación con vista.