Estuvimos en Peñasco para pasar Navidad y Año Nuevo en un entorno seguro, y el hotel Viña del Mar nos lo proporcionó. Al principio ocupamos la suite con vista a la alberca, el mar y gran parte del malecón. Es muy cómoda, tiene una vista inigualable, tanto desde el balcón, como desde el interior de la habitación. Tiene un calentón eléctrico para no pasar frío, y un pequeño refrigerador, cafetera, y sobre todo gran privacidad. La ventaja es que puede pedir servicio a la habitación, así que no corrimos riesgos de estar cerca de más personas (por el tema del riesgo sanitario). Por cierto muy limpia la habitación y el hotel en general.
La segunda parte de la estancia, porque decidimos alojarnos más tiempo, fue en la suite 208, en el piso de abajo, al fondo, Un gran descubrimiento, ésta tiene una mesa tipo antecomedor y una barrita con cafetera y espacio para colocar cosas básicas para el café de en la mañana. Ésta tiene dos camas, un sistema sofisticado de aire caliente o frío, así que la temperatura se mantiene al nivel deseado. También una pequeña terraza muy cómoda, además de una salita. Quedamos encantados con las vistas, y el servicio en general. Si quieres estar en el malecón, y vivir el puerto caminando como en un pequeño y tradicional poblado, el Viña del Mar es ideal. Fuimos testigos de las medidas extremas de limpieza de las habitaciones, se sanitizan profesionalmente. Olvidé mencionar que en ambas habitaciones había una gran TV con programación en inglés y español.