Estar nuevamente en este restaurante me emocionó al principio mucho, sin embargo al estar llena el área de al lado de las ventanas nos ofrecieron otro espacio también al lado de la ventana pero junto a la caja, ese espacio solo tiene dos mesas, y es casi cerrado, por lo que se siente uno como encimado con los comensales de al lado. Otro punto es que pedí entre otras cosas un café americano, y siempre he pedido un poco de leche liquida, triste fue ver en la cuenta que se me cobró ese poco se leche, cuando en cualquier lugar va incluido con el café.
De igual forma me sorprendió que antes de indicarme donde prefería sentarme, me preguntaron que pieza de pan quería, a lo que respondí en la puerta, primero indícame donde me voy a sentar.
En fin, una serie de detalles que lamenté pasaron, cuando como dije, me emocionó despues de tantos años regresar a ese lugar donde hace casi 34 años era el lugar preferido de mi esposo y mío.