No es un lugar al cuál volvería.
La comida no es rica.
Cambian los ingredientes de sus platillos sin previo aviso.
La propina no la pueden cobrar de tu tarjeta.

Fui a la sucursal de Murillo Vidal un miércoles una hora y media antes del cierre con una amiga. Llegamos y pedimos mesa arriba porque me gusta más esa parte del restaurante y nos dijeron que esa sección ya estaba cerrada.

El mesero parecía ya querer irse a su casa y nos atendió con desgano y sin mucho interés.

Sólo pedimos algo de tomar, jamón serrano y queso manchego. No me puedo quejar ni por los alimentos ni por la bebida, pero sí debo decir que el servicio no es el apto para un lugar de ese tipo, pues el lugar es caro y lo mínimo que esperas es muy buena calidad de alimentos y un excelente servicio.

Para ir al baño es necesario subir a la planta alta (la que estaba ya cerrada) y para entrar al de hombres uno se encuentra con muchos switchs de encendido/apagado mugrosos algunos con making tape que dicen no apagar y resulta hasta dificil encontrar la luz del baño.

Creo que deben cuidar estos detalles pues por eso no me quedaron ganas de regresar.

Lo visité el año más asado y la comida bien, el servicio más o menos, el lugar está bien, ojalá mejoren.

La comida extraordinaria, el servicio excelente, desde la llegada te siientes a gusto, te tratan super bien, y luego la variedad de platos que puedes escoger es increíble, no dejen de probar el fuera catalán, sabrisisimo, en fin muy recomendable , ojalá tuviéramos uno así en Querétaro, magnífico y el precio muy asequible.

La atención del personal es extraordinaria y en particular la de su dueño y chef Joan Requena Bonet. Las sugerencias de los especiales fueron muy buenas y de verdad con un excelente sabor, muy buena presentación y textura.

Adicionalmente, la selección de vinos es amplia y en general los precios son bastante razonables.