La primera impresión que tuve al llegar a este hotel fue que había llegado a un pequeño castillo. Su fachada es impresionante, y por dentro muy lujoso. De verdad lamento mucho no haber tenido chance de explorar este increíble hotel en su totalidad. Estuve allá en Edmonton en un viaje trabajo y tenía que salir muy temprano en la mañana y regresaba en la noche directo a dormir. La habitación a pesar de no ser muy amplia estuvo bien cómoda y el colchón increíble, excelente para un descanso reparador. Todo muy organizado e impecable, tenía un pequeño escritorio para trabajar, muebles cómodos y el servicio de limpieza inigualable. La habitación tenía ese olor característico de hoteles viejos, sin embargo, nada que fuese molestia. Y el hotel está muy bien ubicado cerca del Shaw Conference Center, restaurantes, centros comerciales, hay una estación del metro a sólo unos pasos de la entrada del hotel y la parada de bus para ir al West Edmonton Mall (es obligatorio visitar este centro comercial si vas a Edmonton), el cual es en la actualidad el tercer mall más grande del mundo. Lo único para mejorar en este hotel es la atención en recepción (no fueron muy amables que se diga la mayoría de los que me atendieron en recepción). Pero de resto todo excelente, o al menos lo fue durante mi corta estadía de una semana.Más
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