Bahía Escondida es más que un bello hostal ecológico. Es una hermosa casa en las orillas de la laguna de Catemaco. Después de tomar una lancha para poder transportar nuestras maletas mas cómodamente desde el estacionamiento a la casa, nos recibió Sacha, el dueño del lugar en el puerto que el mismo construyó. El nos condujo entre arboles hasta la sala de la casa, que se encuentra abierta con vista hacia la laguna. Con su amabilidad y carisma Sacha nos enganchó y nos hizo sentir como en casa.
El espacio es bellísimo y se encuentra en medio de la naturaleza. En la sala hay una pequeña librería llena de libros en varios idiomas y un cómodo sillón singular. Un gallo gigante, amigo de Sacha, duerme apacible en medio de la sala. Sacha cocina para los huéspedes pero también nos prestó su cocina, pues traíamos nuestra propia comida. Pasamos una noche agradable platicando los tres de la vida y escuchando música.
El lugar tiene diversos cuartos para dormir y también espacios para acampar. Todo es increíblemente limpio y ordenado. Él mismo se encarga de los baños secos, de la separación de basura, los calentadores de agua y paneles solares.
Aquí no encontraras la comodidad de un aire acondicionado, ni de cuartos aislados del exterior. Encontraras la comodidad en perfecta sintonía con la naturaleza. Sacha es la conciencia del esfuerzo humano por honrar y agradecer al espacio y la naturaleza que lo habita. Hubiéramos querido quedarnos más tiempo, pero volveremos, sin duda. Es un lugar memorable.