Hotel en el que cada habitación tiene el nombre de un camarada de Napoleón.
Precioso pueblo, muy buen trato por parte del servicio del hotel. Lugar tranquilo y agradable. Las habitaciones no son nada del otro mundo pero mas que correctas.

Reservamos la habitación a través de la página web del hotel en la que aparentemente la única disponibilidad era una habitación “standard”. Esta resultó de dimensiones tan reducidas que nos fue difícil acomodar el equipaje, resultando problemático moverse sin tropezar con algún mueble.
El suelo del aparcamiento es de gravilla suelta que no permite la rodadura de los trolleys, por lo que el traslado del equipaje a la recepción, a unos 20 o 30 m., tuvimos que hacerlo a pulso de modo bastante fatigoso (ambos andamos en torno a los 70 años). Nadie se ofreció a ayudarnos.
De modo bastante insólito al reservar (con más de tres meses de antelación) nos cargaron el importe íntegro en la tarjeta de crédito, único caso en todas nuestras vacaciones de 18 días en Bourgogne, en las que bastaba facilitar los datos de la tarjeta como garantía.
Por lo demás la situación del hotel es bastante buena, a unos 15 min. andando del centro de la ciudad. El trato del personal cortés sin llegar a ser amable.