Hemos pasado 5 días estupendos en familia en el hotel y nuestra experiencia ha sido maravillosa.
El Hotel se encuentra en el mismo corazón de Val d'Isère, a pie de las pistas de ski, lo que ha hecho que todo sea muy fácil para poder esquiar y movernos a la hora de comer y cenar cuando no lo hacíamos en el propio hotel.
Además de la amabilidad del personal, la decoración es muy original, tanto en las habitaciones como en las zonas comunes, con piezas de arte expuestas por todo el hotel.
Nos hemos sentido como en casa, muy cómodos, con muchas ganas de volver la próxima temporada.