Torremolinos tiene hoteles de muchas clases. Y éste en concreto tiene cualidades para considerarse de los mejores. Y diré los motivos. En primer lugar, su ubicación, situado en primera línea de playa junto al paseo marítimo. En segundo las habitaciones, cuyas camas son cómodas para descansar, aunque si que es cierto que su mobiliario debería ser reemplazado por su antigüedad, aunque esto último no tiene importancia; los cuartos de baño están reformados, el agua caliente sale muy abundante, y la limpieza de las mismas es bastante buena (mención especial a las camareras de piso y su trato con los huéspedes, que comentaré más adelante). Tercero sus instalaciones, que ofrecen desde una gran zona ajardinada junto a la playa, que dispone de piscina, hasta un bar situado en la azotea que ofrece unas vistas panorámicas de la ciudad. En cuarto su gastronomía; un bufet muy delicioso (cierto es que algunos días se repitió un poco, pero esto es insignificante frente a la calidad que ofrece). Y en quinto lugar y que para mí merece un comentario especial, la exquisitez y la amabilidad de todo su personal, desde los recepcionistas, dándote facilidades, pasando por los camareros del restaurante y los bares, y las anteriormente mencionadas camareras de piso, que en mi caso concreto, pedí un insignificante cambio de toallas y me lo ofrecieron sin problema con la mejor de las sonrisas. En definitiva, un trato cercano y familiar que hace que te sientas como en casa. Por todo ello he de recomendar este hotel, tanto yo como mi familia lo hemos disfrutado, y si volvemos a Torremolinos sin duda alguna repetiremos