Así es como nos hemos ido del restaurante después de la deliciosa y abundante cena que para nada nos esperábamos.
Para beber pedimos una sangría de sidra que estaba "pa morise" de lo buena que estaba.
Después ya vino lo rico, una ensalada templada de setas, jamón y gambón (rico,barato y abundante, y permítanme decir que no estaba rico sin más, sino cojonudo), a continuación llegó un cachopo tamaño Asturias, o sea, curiosu, estaba tan rico pero taaaan rico, que me llegó una carta de los reyes magos pidiendome un cachopo de esos para el 6 de enero.
Por último comimos una tarta de galletas, yo inocentemente pregunté que llevaba (galleta, chocolate y crema), una presentación al igual que su sabor, de 10, si hubiese estado en mi casa hubiese relamido el plato.
En resumen, 46€ mejor invertidos que los que abrieron negocios de mascarillas en tiempo de pandemia.
Pd: éramos dos personas.