Estábamos cerca del museo Guggenheim y buscamos en TripAdvisor algún sitio para comer rico, y no pudimos acertar mejor. El personal muy majete, agradable y te explican los platos como si fueras de la propia casa. Pudimos probar la ensaladilla (sensacional), unas setas de temporada llamadas Trompetas de la muerte q como su nombre dice, eran para morirse de lo ricas q estaban, y x último unas costillas ibéricas a baja temperatura q se deshacen en la boca. Un manjar totalmente recomendable. La pena no poder probar algún postre por tener hora fijada para ver el museo, xo bueno, con volver está hecho. Recomendable totalmente, acertarás.
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