En este restaurante sorprende todo, desde su pequeño e incómodo espacio, hasta su cocina con horario continuado. Esta es la tercera vez que lo visitaba y eran fiestas de Bilbao, igual por eso la mitad de las cosas que pedimos de la carta estaban agotadas y los cocineros y camareros parecían desbordados. A pesar de ésto sigo pensando que es uno de los mejores vegetarianos de la villa.
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