El hotel está integrado en el espacio Tabakalera, que es un edificio histórico que se usa para exposiciones y actos culturales. El edificio es muy bonito y está justo al lado de la entrada al Parque de Cristina Enea. Caminando se está en 10 o 15 minutos en el Maria Cristina o en la plaza Okendo, entrada a la zona vieja y a los famosos bares de pinchos. Lo mismo a la playa de Zurriola o la Concha. En este sentido es mejor dejar el coche en el parking de Atotxa, a unos minutos del hotel y moverse caminando (el parking no es del hotel pero tienen algún tipo de acuerdo que te permite entrar y salir con el mismo ticket. El precio, 24 euros al día. Sí, caro, pero es que en esta zona es todo zona azul.) Check In a las 14h y Check Out (reservando por internet) a las 13h.
El hotel está decorado tipo industrial con techos muy altos y la verdad es que no deja indiferente. La habitación (206) cómoda y bien cuidada. Tal vez las cortinas necesitaran una limpieza, pero en general limpio y acogedor. El baño muy chulo. No utilizamos ni el gym ni la sauna que entraba con el precio de la habitación. Tampoco usamos el servicio del desayuno, que como en todos estos sitios es bastante caro. El colchón y las almohadas perfectas. Descansamos muy bien. Cero ruidos, incluso estando cerca de las vías.
En recepción nos indicaron cómo ir hasta el parque de atracciones del Monte Igueldo (linea 16 desde pza. Okendo, por si os interesa ir). La vuelta es un paseo largo si lo quieres hacer caminando, pero vale la pena si queréis bajar a pisar arena a la Concha o acercaros al Peine del Viento en Ondarreta. Si residís en una ciudad grande las distancias de la zona más turística de Donostia son muy asumibles.
En general el hotel y su ubicación nos pareció perfecto. Alejado del centro lo justo para poder ir andando y evitar el follón y ruidos de la zona más céntrica.