Lo recomiendo por muchísimas cosas: ubicación (puedes ir andando o bien el bus está cerquísima) , parking, terraza, desayuno...pero sobre todo por el personal que trabaja en él: MA-RA-VI-LLO-SOS; y eso que al ver mi habitación pensé todo lo contrario. Me explico: cuando entré a la habitación y vi que daba al exterior y enfrente tenía una carretera pensé, he pedido que no hubiera mucho ruido porque sufro de insomnio y me dan esta habitación, empezamos bien. Enseguida vino la chica de recepción y me dijo que no se oía mucho ruido y por eso me la habían dado, que la que daba detrás se oía el tren y podría ser peor para mí; le dije que bien y desde luego estaba muy bien insonorizada; oía más el paso del tren (muy de tarde en tarde y por la noche nada) que el tráfico de la carretera. No le he puesto excelente porque no me gustó que la puerta del cuarto de baño (doble y de cristal) diera al lado de la cama; no es agradable; no sólo por el olor, ruidos, sino porque en cuanto encendías la luz se iluminaba la habitación y despertabas a tu pareja. Volvería a este hotel sin lugar a dudas, no me lo pensaría 2 veces, pero les diría que no me dieran la 205. Muchas gracias por habernos hecho pasar unos días increíbles.