Está situado en el paseo de la Concha, justo en el centro. Es un hotel de la época dorada de Donostia, mejorado y rehabilitado con criterio y calidad. Conserva el ascensor de 1910 y las escaleras originales de madera, vuelves a épocas pasadas. Habitaciones amplias, limpias y confortables, con todos los productos necesarios. Por poner alguna pega, las luces del pasillo están siempre encendidas y las puerta no ajustan del todo por lo que entra luz. La cafetería da a la Concha y se puede desayunar barato mirando al mar, no es necesario reservar el desayuno del hotel que es caro. El parking es escaso y algo estrecho, pero muy buen precio para la zona, los públicos que no son mucho mejores son entre 25 o 30 % más caros. La recepción bien atendida y con personal eficaz para resolver las incidencias, véase huéspedes mal educados y ruidosos, muy eficaces. En resumen, un hotel con encanto a buen precio para la calidad y la ciudad y con una ubicación privilegiada.