Escuchar los pajaritos en su bonita terraza mientras tomas un refresco, despertarse en la cama más cómoda del mundo, darse un gustazo de ducha con todas sus completas amenities, tomarse un desayuno de los que nunca se olvidan, cogerse unas bicis para recorrer el centro, relajarse en un precioso y tranquilo salón o darse un masaje relajante. Todo esto lo puedes vivir en Villa Soro, un oasis de paz, tranquilidad, elegancia y confort. Cabe destacar también la amabilidad de todo el personal que te hacen sentir mejor que en casa. Millones de ganas de repetir.