Pasé unos días en esta romántica pensión del centro de San Sebastián, en pleno casco antiguo, y he de decir que me sedujo. La habitación era amplia, acogedora y de aire rústico con encanto. Tenía un delicioso y enorme armario reformado, mesa para trabajar (con Wifi accesible y rápido), televisión de plasma y una comodísima cama con buena almohada y buen colchón (algo difícil de encontrar) y sábanas limpias, que reponen a diario. También cambian las toallas cada día. Pese a estar en el centro, no se escucha un ruido, porque los cierres son reforzados. Las fotos de las habitaciones en la web son bastante fieles. El trato fue amabilísimo y cercano, algo muy de agradecer. Eso sí, les sugeriría dar vida al portal (que no da fe de lo que luego te vas a encontrar) con alguna planta, unas flores o similar. Al reservar, es preferible pedir vista exterior. Debería servir de ejemplo a otros muchos alojamientos de su nivel. La recomiendo como buena alternativa, y más económica, a un hotel para visitar la ciudad.