Llegamos al hotel a la 13:10, lo primero que nos encontramos es a una chica rubia, que desde luego era de todo menos agradable, nos pidió que le enseñáramos el localizador de malas maneras teniéndole que mostrar el móvil como si fuese mentira o nose… después de que encuentra nuestras reservas nos dice que no podemos entrar hasta las 15. Le comento si es posible poder hacer dejado el checkin ya y que nos de a las 15 las llave, me dice que no, que si quiero eso, tendría que abonar 10€. Finalmente decidimos irnos a comer para hacer tiempo, con las maletas porque tampoco tiene hueco para guardar las maletas. Volvemos a las 14:45 y que no, que esperemos un poquito que aún no están las habitaciones.
A las 15 en punto, la chica rubia desaparece, es decir, se pira y deja el marrón de hacer checkin a sus compañeras ‘nuevas’(porque las estuvo dando instrucciones) por lo que las pobres recepcionistas se encontraron con una cola de 20 personas teniendo que hacer el checkin lo que nos supuso finalmente entrar 1 hora más tarde a la habitación. He de decir que la atención de estas dos chicas fue impoluta. Pero la de ella desde luego que no, estaría bien ser un poco amable en esta vida que tampoco cuesta nada.