Este hotel está justo enfrente de la calle de la estación principal de tren de Turín, así que resulta muy práctico si llegas con equipaje. Nunca tuvimos ningún problema con el barrio, que daba sensación de bastante seguro, incluso tarde por la noche. Estás como a 20 minutos andando del centro de la ciudad, pero también puedes coger el tranvía o el autobús y estar allí en 5 minutos. Hay una parada justo fuera del hotel. El servicio era estupendo, las habitaciones de la quinta planta tienen techos altos con vigas, un baño de muy buen tamaño (con sólo ducha) y unas vistas preciosas a los tejados de la ciudad. El papel de la pared es de un azul agradable, las camas son cómodas y el desayuno no está mal. Y lo más importante, Turín resultó ser una fantástica sorpresa. El centro de la ciudad es precioso y barroco, cuenta con palacios bien conservados y es una maravilla para pasearla. Volveríamos en un abrir y cerrar de ojos, y no dudaríamos en recomendar este hotel.