Otra vez en Turin y otra vez en el mismo hotel, está bien.
Únicamente un pequeño fallo al cobrar la cuenta que ya habíamos abonado, pero solucionado rápidamente.
Destacar, como siempre la suerte de coincidir con el barman o jefe coktelería del hotel, Flavio. Imprescindible pasar por la cafetería y tomar un coktel, bueno dejarse aconsejar, tiene muy buenos inventos, el último a base de ron estupendo.
Merece la pena, aunque sólo sea por Flavio, muy recomendable.
El resto adecuado a un hotel de su categoría, únicamente algo caro el spa, para los residentes.