Vayamos a lo positivo: limpio, tranquilo, personal atento y desayuno digno. Y ahora lo negativo: cuarto de baño liliputiense, con mis 1.86 de estatura tenía que adoptar una postura tipo kamasutra para poder sentarme a hacer mis necesidades; un aseo que en total mide 2 m2 me parece a todas luces insuficiente. Y la calle y aspecto exterior un poco tétrica: oscura y con poco tránsito, aunque relativamente bien comunicada. El ascensor años 30 es de museo, aunque hay que reconocer que te sube y te baja.
En resumen, yo no lo consideraría nunca un 3 estrellas sino más bien 1 estrella. Y consiguientemente el precio está por encima de su categoría.