Está alejado de la estación del tren a unos 15 minutos, pero, por el contrario está ubicado en una zona relativamente nueva justo al lado del castillo aragonés y del puente giratorio, dos de las atracciones de Taranto.
Para esta categoría de hotel, tiene un vestíbulo minúsculo, como también lo es el ascensor de una persona de capacidad.
El personal de la recepción es amable y no les importa que llegues antes de las 14h.
El hotel está algo escondido, además el edificio colindante está en obras, por lo que si vas con maletas mejor andar por la otra acera.
En cada descansillo hay dos grupos de 4 habitaciones.
La habitación que me dieron fue justo la que está en la planta 1, donde están las banderas. Curiosamente, la ventana está a los pies, es como un ventanuco desde el que se ve, aparte de las banderas, el paseo y el mar, con los barcos militares en primer término..
No siendo grande, era cómoda y la colocación de los muebles era apropiada. Y, por fortuna, los suelos son de madera, nada de la poco higiénica moqueta.
Curiosamente tenía un armario, tras del cual había una una pequeña pila, así como el mini bar.
La habitación tenía un punto de luz, un foco hacia el techo... Así como una lucecita en la mesilla, que lograban iluminar bien la habitación.
La cama era de matrimonio, o sea cómoda para una persona, pero algo ajustada para dos. Yo creo que era una individual, pues tenía solo un juego de toalla. Había dos almohadas, una baja y otra media, ambas algo pasadas, pero me resultaron cómodas. La cama era firme, pero me gustan así. Pude descansar cómodamente.
Al igual que la habitación, el cuarto de baño, sin ser grande era cómodo y solo le pongo pegas a la ducha, pues era pequeña y tenía una cortina que te dejaba a oscuras. Pero, por fortuna, la alcachofa no era fija, sino movil y regulable; además, te ofrecen un pequeño paquete con un cepillo de dientes, pasta, una maquinilla de afeitar, lustra zapatos, etc. Así como unas pantuflas. No me gustaron la toallas, muy finas, y además, la de la ducha era muy áspera. En todo caso, lo demás funciona perfectamente.
La tele era de 22" de Samsung, algo pequeña y esta muy baja en relación a la cama,no digamos en relación a una silla. En cuanto a los canales, cientos eran italiano, entre ellos los muchos que tiene la RAÍ, y solo unos cuantos eran extranjeros, entre los que no estaba la española.
El aire acondicionado, sin ser una maravilla, funcionaba bien.
En cuanto al aislamiento acústico, de fuera no escuchaba poco, pues apena tiene tráfico la calle. En cuanto al interior, como son pocas habitación hay doble puerta en la habitación, tampoco se oía mucho, eso si, caminar a los de arriba si se oía. La,entable,ente también se oía el mitin del ascensor. Menos mal que en la noche nadie lo usa.
Un problema que este hotel no tiene es el de los enchufes, pues tenía vario libres en la habitación y varios en el baño.
El desayuno tiene un amplio horario pero, lamentablemente, no se corresponde con un hotel de esta categoría. Ni variedad, ni cantidad y menos calidad. Es un aspecto que deben mejorar y mucho.
La wifi es algo deficiente, con la señal baja y velocidad lenta. Además, el iPad no era capaz de conectarse.
El hotel necesita algunos arreglos puntuales, pero poco más. En resumen, una buena opción para Taranto.