Nos alojamos en una habitación privada con baño, y me pareció encantadora. En la última planta, sin ruidos y tranquila, limpia y con ese encanto de azulejos en la pared. Y sólo por 35 euros con desayuno.
Tanto la chica de la mañana cómo el chico de la tarde fueron amables dándonos un mapa y explicandonos los sitios cerca de interés. El hostel está céntrico, cerca de la calle comercial y al lado de una parada de tranvía, iglesias etc.
No hay parking gratuito, pero si hay uno a dos minutos en coche, parking poveiros, donde dejas el coche por 10 euros 24 horas. Sino la otra opción es en la calle y cada dos horas tienes que pagar, ósea descartado.
Desayuno normal, me esperaba el pan tostado, pero el café estaba bueno y te ponen queso y jamón york con mantequillas y mermeladas.
Tienen un patio común con sillas y mesas ideal para echar un cigarro y descansar un rato.
Si vuelvo a oporto repetiré este hostel.Más
- Wi-Fi gratis
- Servicio de habitación