Fuimos a comer a Alba, a la Piola, ya que vimos una recomendación, en una revista de viajes. El pueblo es bonito y el restaurante también. Tiene un ambiente y una decoración muy cuidadas. Sorprenden algunos detalles como los platos,... La carta no es muy amplia por lo que si como yo tienes algun problema con la lactosa, el gluten, etc. Te quedas con poco para elegir. Aún así la comida estaba muy buena. El servicio fue correcto. La situación del restaurante en plena plaza y al lado de la catedral es inmejorable. Si vas allí de turismo, justo delante del restaurante esta también la oficina de información y turismo.
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