Este era uno de mis lugares favoritos en Tulancingo porque la calidad de los alimentos es muy buena pero últimamente todo a venido a menos. Para empezar los meseros no atienden a las peticiones: pedimos unas 4 veces que bajaran el volumen de la música que era totalmente molesta para comer tranquilamente y nunca hicieron caso, queríamos cierta mesa y ellos no querían aceptarlo y me han dicho que si pasan de 9:30 empiezan a recoger los platos porque ya se quieren ir. La comida sigue siendo buena pero no me han quedado ganas de regresar.