Viajamos constantemente por trabajo y por placer y Nirvana fue un error precioso ya que buscando otro hotel encontramos este pedacito de cielo al cual cuando llegamos dijimos que volveríamos. Y así fue, gracias al destino conocimos a su Director y Chef, Juan Carlos y volvimos para quedarnos meses después. La comida deliciosa, el ambiente íntimo y relajado, la alberca única y el servicio maravilloso.