Un lugar maravilloso, las instalaciones comodísimas, cabañas cálidas y acogedoras, una carta de platos, con abundancia de productos ecológicos, puramente mexicanos preparados con esmero, buenos precios, pero lo mejor es el trato que se recibe de todo el personal, especialmente los propietarios, Isidro y su hermano Nacho. ¡Muy recomendable!