Desde que llegas, sientes la calidez de los hostess. Stefan, Selzin y Gilvestre siempre atentos.
La bebida de bienvenida (una mimosa) fue sorpresa y la recibí con gran actitud. La habitación es un sueño, muy espaciosa y la cama deliciosa. Las amenidades olían riquísimo también.
Otra sorpresa fue la bebida de regalo a primer hora del día. La puedes programar para que te la lleven a tu habitación. Tomar café viendo el mar desde la terraza fue otro momento que disfruté mucho.
A pesar de que el clima no era muy prometedor, disfrutar del sonido del mar, el viento, la vista y el calorcito, fue justo lo que estaba buscando.
Definitivamente 10/10