La atención de las anfitrionas Gloria y sus dos hijas fue excelente, te hacen sentir como si visitaras la casa de algún familiar. Siempre dispuestas a procurar tu descanso. La comida muy rica, las "luchitas" en el desayuno, y las "nubes" en el postre. Cuentan con grandes áreas verdes y un místico bosque, todo hermoso. Y la posibilidad de disfrutar las noches con la vista de un cielo estrellado. Definitivamente, regresaré en la primera oportunidad. Muchas gracias por su excelente hospitalidad.