El lugar es maravilloso. La ubicación, las instalaciones, la gente que atiende, los visitantes, los dueños, las mascotas, la paz... la suma de todos esos factores hace que el lugar sea un paraíso. Es un lugar increíble donde podría pasar esos días en los que uno busca conectarse consigo mismo, relajarse o simplemente estar con la pareja.
Manix, una de las mascotas es un juguetón incansable. Solo necesita que le avientes desde una botella de agua hasta una piedra o un palo para ponerse a jugar. Es muy lindo y tiene una energía increíble.
Las cabañas parecen de ensueño, hacen que uno se sienta como en un cuento. Muy lindas, cuidadas, limpias y cómodas.
El restaurante está bastante bien, no se vayan sin probar el pan de queso que dan en el buffette los sábados, es una cosa DELICIOSA!!!! La atención de todas las personas que trabajan en el restaurante hacen que uno se sienta como en casa.
Increíble también la experiencia de la fogata, lleven bombones y salchichas.... lo van a disfrutar demasiado y luego de eso, pueden ir y disfrutar del ambiente en la Taberna, donde encontrarán las mejores micheladas que probamos en Zacatlán. Son una delicia.
Sin duda, una gran experiencia!!!!