Es el mejor hotel que he tenido el gusto de hospedarme. El lugar en el que esta situado es hermoso, las habitaciones son de muy buen tamaño, decoradas con detalles muy minuciosos al estilo maya, las instalaciones son espectaculares. Sin embargo, es el personal lo que hace que este hotel sea uno de los mejores del mundo. En todo momento están disponibles, cualquier problema lo resuelven contigo, nunca dejan que tengas una mala experiencia, en fin, maravillosas personas en todo sentido: desde el dueño del hotel, Don Rafael, por cierto una gran persona, que siempre está al pendiente de todo; hasta las chicas que hacen el aseo, quiénes siempre dejarán amenidades a rabiar y todos los días acomodan las toallas de manera diferente: un día un cisne, otro día un mono. La comida es excelente y si prefieres algo que no esté en la carta hacen lo imposible por prepararlo.
Lo recomiendo ampliamente.