El TRS Yucatán es un gran hotel en general. El servicio por parte de sus empleados es heterogéneo, donde la mayoría son excelentes y otros pocos son pésimos, entonces es complicado aplicar una calificación general. Han trabajado su app a través de los años y se ha convertido en una herramienta muy completa y útil para el huésped.
Gran parte de lo que sostiene al hotel en un buen nivel son los restaurantes, destacando el servicio que recibimos en La Bohème por parte de las hostess Cindy y Loren, la excelente comida y trato del chef Alberto (nos encantó conocerlo) y el impecable servicio de nuestro mesero Antonio, también el servicio de bar es excelente ahí. Asimismo, tuvimos una noche perfecta en el restaurante Tentazione; con las hostess Yanet y Vanessa, la comida estuvo deliciosa, especialmente la crema de hongos -literalmente la mejor que he probado en la vida- y el excelente servicio por parte de nuestra mesera Gabriela, quien además nos trajo un hermoso y delicioso postre por nuestro aniversario y lo flameó en la mesa ofreciéndonos un gran espectáculo. Muchísimas gracias a todo el personal de esos 2 restaurantes, repito, graaan parte de que sigamos regresando a este hotel cada año, es gracias a ambos.
También quiero destacar el servicio del encargado de la alberca de agua salada, un trato cálido y amable, respetuoso. Los bares en general me parecen de alta calidad; en todos, nuestras bebidas estuvieron excelentes, notablemente mejor que en años anteriores.
Nuestra suite era con alberca en la terraza pero fue inutilizable para nosotros porque el agua estaba HELADA. No tienen calefacción esas albercas (ni la alberca La Terraza) y el sol no es suficiente para calentarlas en esta época del año, de hecho, a la de la habitación, jamás le daba el sol (edificio 61).
Un aspecto que veo muy necesario es la implementación de un sistema de respaldo de energía, ya que experimentamos varios “apagones” durante nuestra estancia.
Por último, notamos que han enfocado al hotel a atraer otro tipo de turismo, distinto al que habíamos estado acostumbrados los años anteriores, donde la atmósfera era de descanso, relax y lujo. Ahora siento que efectivamente han atraído a más público, uno muy diverso y más joven. Totalmente entiendo que sea una estrategia buena y necesaria para el sostenimiento del hotel, sin embargo, lamentablemente ya no sería nuestra primera opción cuando buscamos un hotel con ambiente de sofisticación, silencioso y de descanso.