Es perfecta para pasar unos días en este pueblecito con mucho encanto. Todas las personas de la casa son maravillosas y Marisol es genial, te sientes como en tu propia casa, los detalles están cuidado y la casa limpia y muy bonita. Las terrazas son geniales. Y la abuela es una persona encantadora, no se me va a olvidar la frase de la noche esta sabrosa, un encanto de mujer. La comida exquisita (recomiendo que probéis el pargo).
Volvería sin dudarlo.
Muy recomendable la ruta a caballo con Jorge, una excelente persona también fue una mañana muy bonita.
- Restaurante
- Servicio a la habitación