El hotel tiene ubicación céntrica, a dos calles de la Avenida 18 de Julio, del Palacio Salvo y de la Plaza Independencia.
La habitación era amplia, con excelente iluminación natural y artificial, baño cómodo (algunos detalles descuidados en la ducha), servicio de café y té de cortesía y caja de seguridad. La ventana no está insonorizada por lo cual se escucha el ruido de la calle; el viernes por la noche la música y el bullicio de un local de los alrededores no dejaba descansar.
La recepción funciona las 24 horas y el Bar Americano brinda atención en el local y roo service hasta la medianoche, con una carta variada y comida de buena calidad. En ese mismo lugar se sirve el desayuno, muy completo y variado. Lo incómodo es tener que reservar con antelación el horario en el que concurrir a desayunar, debido a lo reducido del espacio.
El lobby es muy pequeño, con apenas un sillón de tres cuerpos.
El personal es muy cordial y eficiente.
El balance es muy positivo, con la salvedad de lo apuntado y la aclaración de que no se corresponde con los estándares habitualmente asociados a un hotel 4 estrellas.