15 minutos para venir a tomar el pedido, aun cuando no todas las mesas estaban ocupadas.
Pregunté cuáles vinos tienen por copa, y el mesero me indicó que iría a averiguar; jamás regresó.
Otro mesero trajo la comida 30 minutos después. Los cubiertos llegaron 6 minutos después de la comida; cuando ya estaba casi fría (sí; los cronometré). La sal, pimienta, aceite y vinagre para la ensalada llegaron 5 minutos después de los cubiertos.
La calidad y sabor de la comida deja mucho que desear; especialmente por el precio. Jamás me imaginé que me pudiesen traer un Ribeye con grosor de menos de 1/4 pulgada.
Para los que han ido antes, saben que siempre proporcionan una taza de caldo antes de traer la comida. No fue así en esta ocasión. Al preguntar, el mesero indicó que "se acabó"; sin ofrecer una disculpa o algo para compensar.
En los baños no había con qué secarse las manos.
Al igual que han comentado otros comensales (cuyos comentarios, al ser negativos, han sido filtrados), este no es ni sombra de los Hacienda Real de Guatemala y El Salvador. Honestamente, me sorprende que aún no les hayan quitado la franquicia.
Como aspecto positivo, la música era buena (aunque el sonido no).
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