Hay habitaciones con y sin baño, todas sencillas pero aceptables. Tiene cocina, sitio para dejar el coche, wifi y está al lado de la plaza del pueblo. Jairo, el propietario, es muy buena gente, se le puede llamar cuando se quiera. Lo único malo es que no suele estar en la recepción, así que toca llamar al timbre del hostal y esperar que baje a abrir cuando se va haciendo de noche.