El hotel se encuentra a menos de dos calles de la Plaza Roja y del metro de Moscú, con lo cual está cerca de las principales atracciones de la ciudad.
La habitación es cómoda, aunque las camas son un tanto estrechas y la pantalla del televisor es pequeña. El desayuno no estaba incluido en mi reserva; se sirve en el lobby, de por sí bastante pequeño, a un precio bastante alto.
Es de destacar la cordialidad y la disposición del personal de la recepción.