Un hostal con características de un Hotel, muy limpio, viaje con mi familia, las habitaciones son muy grandes, muy limpio, esta dentro de la zona céntrica, perfecto para desplazamientos cortos, hay una parada de taxis a unos 30 m, la parada de buses esta a 150 m. y la estación de tren a 200 m, el viaje en tren espectacular, la atención muy atenta siempre esforzándose para que no nos faltara nada.

En conclusión la próxima vez que viaje a Ibarra repetiré.

Creyendo en lo que decía en la publicidad de este hotel, hice mi reservación para pasar la noche del 11 de febrero de 2013 con mi familia, que incluye a una niña de cinco años. Una persona llamada Rocío me pidió el pago por adelantado desde Quito. Se lo hice a nombre de una persona llamada Virginia Carlosama... Confié en que era en el centro de Ibarra, como me dijeron y muy cerca de la estación del tren, pues al otro día teníamos planeado dar un paseo. Pregunté una y otra vez a Rocío, desde Quito, si tenían parqueadero, pues debíamos guardar el auto. Me dijo que sí. Llegamos a las 8pm del 11 de febrero. El barrio nos pareció espantoso, pues en las esquinas había prostitutas esperando a sus posibles clientes. Todo el entorno del hotel tiene cantinas y lugares de mala muerte. Timbramos, un tipo lentísimo bajó a abrirnos, le pedimos que nos abriera el parqueadero y dijo que no había, pero que a cinco cuadras, seguramente, iba a haber algo. Caminar algunos metros era peligroso en ese lugar, mucho menos cinco cuadras de regreso. Mientras mi padre iba a buscar el parqueadero, a "cinco cuadras", subimos a la recepción. No estaba hecha la reservación por la que pagué por adelantado, y por la Gracias de Dios, hubo habitaciones disponibles. Entramos a la habitación (bastante limpia y buen puesta) prendimos el televisor, no funcionaba ningún canal. Preguntamos sobre eso y el lento frontdesk respondió: ah si, es que hay que subirse al techo. Le dijimos: y qué espera? Y contestó: yo no hago eso!!! Mientras tanto, mi padre nunca encontró el parqueadero a "cinco cuadras" y en su recorrido se dio cuenta de que estábamos metidos en la cueva del lobo, en plena zona roja de Ibarra.
Bajamos corriendo al auto, despavoridos y el encargado del hotel (que estaba solo y no sé por qué) jugaba solitario en la computadora. Pedimos que nos devolviera el dinero. Lo hizo sin inmutarse y siguió jugando solitario. Me imagino que la gente que califica bien a este hotel de nombre más que extraño, estará acostumbrada a este tipo de trato. Sí, tiene buenas instalaciones se nota que hay inversión, pero el servicio es más que pésimo, con un zombie de encargado y el lugar donde se encuentra es un peligro completo!!!! No vayan a este hotel, por favor!!!

Paulina Trujillo
Quito