Llegamos temprano (10:00 am) y no había mucha fila para esperar (3 familias adelante de nosotros), lo malo es que esperamos 40 minutos para poder entrar. Nosotros no teniamos prisa por eso nos quedamos esperando, pero hubo algunas familias que si se fueron a otro lugar ya que el tiempo de espera para ellos era demasiado, gustos de cada quien.
El lugar es pequeño por dentro pero muy ordenado y limpio, en verdad te sientes como si estuvieras en un vagón del tren, los detalles son buenos.
Para empezar pedimos café un unas enchiladas y unos huevos estrellados con una quesadilla y frijoles, todo muy delicioso, al centro nos pusieron pan calientito con mantequilla y mermelada casera, la mejor que he probado. Después pedimos un cuernito dulce y para terminar una tarta de queso, quedamos muy satisfechos.
El servicio fue muy rápido y muy profesional.