De esos lugares que se agradece encontrar, ciertamente ocupabamos Ríoverde como Ciudad de paso pero, el lugar te recibe con unos grandes y hermosos jardines con un pasillo hasta lo que es el Hotel, la construcción está asentada en un antiguo molino de caña de azúcar, todo el personal desde que llegas es atento y muy amables, hacen que te sientas como en casa, súper recomendado, muy de la mano el costo por noche, cuenta con restaurante propio la comida es buena y con buena relación costo-porciones, algo nuevo que conozco las enchiladas rioverdenses con cecina, no se las pueden perder!! En general, todo muy bien en nuestra estancia!!